DEMONIO DESPIERTO
Cierro los ojos y comienzo a soñar, en un mundo paralelo al real, y sin darme cuenta he despertado al demonio que en mi dormía, el crecía. ¡No puede ser!, ¿Cómo no lo supe antes?, antes de cerrar los ojos, y darle la oportunidad de salir de mi interior, es ¡monstruoso!, es ¡horrible!, ¡soy yo!, ¡Soy yo!, y no lo puedo negar, ¡soy yo!, y no lo puedo evitar, ya no soy dueño de mis propias acciones, ya no soy dueño ni de mis emociones.
Este demonio me invade, ¡es terrible!, ¡es insaciable!, totalmente ¡despreciable!, todo lo que oculte, y a nadie dije, el lo está divulgando a todo mundo. De repente, me detengo, siento una extraña sensación, me vuelve el aliento, mi cuerpo comienza a reaccionar, soy dueños de mi otra vez. Pero, ¿Cómo fue que lo logre?, ¿Qué fue lo que me ayudo?, no lo logro entender, yo quisiera comprender; elevo la cabeza, y ahí la veo, frente a mí, su cara trasmitía una tristeza enorme, lloraba, lloraba con gran amargura.
Aun, no lo logro entender, ¿Qué me izo reaccionar?, veo mis manos, pero ¡por dios!, ¿Qué es esto?, las tengo sucias, rojas cual carmín, goteando de sangre, pero, ¿de quién es la sangre?, no comprendo, ¿acaso es mía?, pero yo no siento nada, ni siquiera alegría.
Es entonces cuando comienzo a recordar, esa hermosa cara, ya la había visto antes, ¡oh sí, es mi vida!, ¡oh sí, es mi amor!, extrañas imágenes, y sensaciones vienen a mi cabeza, me veo leyendo una carta, llorando por no comprenderla, tomando la navaja, ¡¿Tomando la navaja?! Entonces me grito a mí mismo, ¡hey, tu voltea!, lloro y grito, ¡no hagas eso!, ¡no me hagas daño!, ¡detente!, estoy sufriendo. Pero lo que veo no soy yo, es el demonio que en mi dormía, había despertado a causa de esa carta, que ni siquiera comprendía.
El demonio sé ha sentado en la tina, se ríe, disfruta, juega con la dulce tinta, escribe cosas hirientes que yo no sentía, ¡Amor, no leas eso!, no hagas caso, ¡no es cierto!, ella llora, y no puedo consolarla, ella me mira, y no puedo abrazarla, tomo la carta, la leo, pero esta carta no es para mí, esta carta ni siquiera existe. ¡Dios mío!, ¿Qué ha pasado?, ¿Qué he hecho?, ella sufre, ella llora, ella muere por dentro, cree que es su culpa, pero ¡no es cierto!, ¡no es cierto!, ¡no es cierto!
En la pared un mensaje sé distingue: “Amor, tú has decidido dejarme hoy, sin importar este sentimiento que llevo dentro, por ello, he decidido llevármelo al cielo, allá, aunque no quieras, lo estaremos compartiendo, te estaré sonriendo”.
No soporto un minuto más, esta ansiedad me va a matar, quiero levantarme y decirle cosas hermosas, quiero vivir, y despertarla con rosas, quiero besarla, cuidarla, y amarla, ¡por favor!, solo quiero ¡amarla!; de repente alguien toca mi hombro, caigo en un abismó sin fin, tan oscuro, cual noche sin luna, aparezco en una cama recostado, ella está a mi lado, todo ha pasado, el amor de ella me ha salvado, pero, ¿Cómo llegue aquí?, ¿Quién me trajo?, y el demonio, ¿se ha marchado?.
¡Qué extraño!, estoy sudando, ella está dormida, y yo gritando, ella no me mira, ¿Qué tienes amor?, ¡despierta!, ¡voltea!, ¡veme!, ¡te lo ruego!; me levanto, busco un espejo, apenas puedo caminar, me tambaleo, llego al baño, abro la llave, me lavo la cara, y al ver al espejo, mi demonio ha vuelto, ¿Qué puedo hacer?, ¿Cómo escapar?, ¿a dónde ir?, si él está dentro de mí, ¿Cómo sacarlo?, ¿Cómo aniquilarlo?.
El sé ríe, sé mofa, el disfruta, yo me incoó y tomo mi cabeza, pienso con certeza, como destruirlo, lo último que intente, no funciono, casi pierdo a mi amor; El demonio comienza a tomar posesión de mi cuerpo, le grito a mi amor, que lo que haga no es cierto, pero mi amor no responde, esta ida, está dormida, soñando con nuestra vida.
La vida que destroce aquella noche, sin pensar en mi, sin pensar en ella, no me importo su corazón herir, yo solo quería ¡vivir!, tener valor y amarla; envidiaba a mis amigos por no tener inhibiciones, yo solo me oculto y susurro las canciones, es cuando de repente el sé acerca, un comerciante algo elegante, me toma y dice: “¡hey!, tú, ¿quieres bailar?, entonces ¿a qué has venido a este lugar?, ¿a mirar?, ¿platicar?, ¿cantar?, ¡va! Es absurdo pagar por solo observar, hum… yo tengo aquí algo que matara tus inhibiciones, ¡va! No pongas esa cara, tus amigos lo disfrutan, con una o dos no pasa nada, anímate, ¡despertaras a tu demonio interno!, inténtalo te dejara sin aliento, serás el más amado de la fiesta, le gustaras más a tu novia, las chavas la envidiaran”.
Entonces me digo a mi mismo: “¿Por qué no probar?, ¿Qué puede pasar?, una o dos no será gran cosa”, así pasan las horas, una tras otra; una terrible ansiedad invade mi cuerpo, me quedo sin aliento, quiero otra, necesito otra, quiero bailar, divertirme, ser un don Juan, quiero lucirme; en ese momento de desesperación, una voz sé escucha en mi interior: “¡no!, ¡detente, ya es suficiente, comprende que me vas a matar!”.
Es extraño, pero cierto, la voz, no es mi conciencia, es mi yo exterior, el lleno de inhibiciones y prejuicios, lo he encerrado dentro de mi cuerpo, para nunca más verlo; ahora soy un demonio, amante del desastre, del baile, del alcohol; pero después de unas horas, esto ya no me satisface, mi corazón palpita rápidamente, llego a mi casa arrastrante, el corazón sé quiere salir de mi cuerpo, por un momento pierdo la conciencia, mi demonio está totalmente fuera, me ha mostrado una carta en la que mi amor, me olvida, sé marcha, el sé ríe, sé burla, yo me hundo en agonía, un terrible coraje me invade, lo único que quiero es vengarme, pienso en matarla, a ella y al otro, ¡sí, eso es lo que quiero hacer!.
Pero, no puedes, me grito a mí mismo, ella te ama, no le hagas caso, mejor acláralo, pero, me faltan las fuerzas para hacerlo, me tiro en el suelo, mi demonio toma control de la situación, me dice: “si no puedes matarla, a ti si, y al verte morir, ella ¡correrá junto a mí!, la estaré esperando, aun la sigo amando, al ella leer lo que escribiré de ti, querrá morir, huir, venir a mi”.
Suena el teléfono, y nadie contesta, tocan la puerta, pero no hay respuesta, ella entra con la llave bajo la maceta, no hay nadie, sé dice a sí misma, un ruido extraño proviene del baño, se balancea hacia la puerta, tira las llaves al suelo, con sus suaves manos sé toma el pelo, lee lo escrito en la pared, no lo puede creer; junto a mí una navaja, un papel en blanco, una pequeña bolsa de plástico, mi sangre goteando; Me alegra ver que el plan de mi demonio no haya funcionado, ella no sé ha resignado, me grita aun llorando, ¡no te alejes!, ¡resiste!
Es así como hoy estoy aquí, pero, pensé que con eso mi demonio sé abría marchado, pero, por lo que siento no es así, quiere venganza, me posee por unos instantes, la empiezo a ver, mi demonio me dicta, ¿toma la jeringa?, “sutil forma de morir, inyección de aire, no sufrirá, al fin ¿lo ves? Me has obedecido”.
Ante mi demonio estoy paralizado, pero algo dentro de mí me motiva, grito a mi amor con voz fuerte, ¡huye!, ¡aléjate!, ¡te amo tanto, no quiero herirte!, ella despierta, me ve, la veo pero de una manera a cosante, ella sabe que no soy yo, ella sabe que es mi demonio el que la asusto, corre, pide ayuda, nadie le responde, se topa con medico, le dice lo que pasa, él le contesta que es un efecto secundario, ella no comprende, el sé dirige al cuarto, en el mi demonio esta punto de tratar de terminar lo que en la otra ocasión inicio.
Mi demonio, sé esta desesperando, es algo raro, creo poder controlarlo, pero aunque lo intento no logro conquistarlo, es muy fuerte, pero a la vez más débil, le pide al doctor ciertas sustancias a cambio de la jeringa, el solo lo mira, el médico sonríe, pues presiente su partida, “la muerte de mi demonio”, es como le explica a mi amor, que lo que mi cuerpo consumió es lo que lo despertó, y sin ello el sé ira, para siempre morirá, tan solo en unos minutos más; en ese instante ella me habla: “ ¡amor, reacciona, soy yo!, ¡por favor!, ¡me amas!, hazle caso al doctor”.
Mi demonio de manera hiriente le contesta: “¡ho no!, no soy tu amor, soy algo mejor”, se ríe, sé mofa, en un descuido el médico lo toma, la enfermera lo inyecta; mi amor espera, llora, se desahoga, me dice: “¿Por qué lo has hecho?, si todo era perfecto”; al pasar el tiempo y despertar, le contesto: “solo quería tener el valor para amarte”.
Al pasar los días, llego a mi casa, tomo la ropa, recuerdos de aquel día, en que mi demonio despertó, cierro los ojos y digo ¡ya no!; de mi camisa sale una bolsita con unas pastillas, como las que me dio aquel comerciante; mi amor me ve, y yo le sonrió, las tomo y en el baño las tiro, así me despido de mi demonio, aquel que nunca más querré ver, no pienso volver a despertarlo, ¡no, nunca más!, prefiero divertirme en sano, aceptarme como soy, no querer agradar a nadie, pues como soy le gusto a mi amor, hoy solo pienso pasar mi vida junto a ella, junto a mi familia, junto a dios que me la puso para salvarme, para amarme.
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